Me regalaron este libro el Sant Jordi de 2007. Me lo dieron mientras aún paseábamos por entre los estands de las librerías en la rambla de Sant Boi, para que pudiese tenerlo dedicado por el autor, que estaba firmando ejemplares en ese momento allí mismo. Pero, entre unas cosas y otras, lo he tenido aparcado en la estantería y no lo he leído hasta este invierno. Este libro de Kiko Amat, autor que es por cierto samboyano como yo, sorprende desde las primeras líneas. Y para muestra, un botón. Así empieza el libro:
A los veinte años Pànic decide que ha llegado la hora de macharse a Barcelona a explorar nuevos horizontes, así que aprovecha su ingreso en la facultad de filología románica para mudarse al barrio de Gràcia, a casa de otra tía suya llamada Lola. Pero ahí su vida empieza a dar un giro importante, una cosa le lleva a otra, y todo se va complicando hasta un punto dramático.
El libro me ha recordado a veces a Historias del Cronen... Además, hace constantes referencias a la música, variada, de estilos muy diferentes, creo que hasta un punto en el que la música se convierte en un personaje más. Y no es extraño, ya que el autor es, entre otras cosas, periodista musical que colabora habitualmente con diversas publicaciones como el suplemento de cultura de La Vanguardia y la revista Rockdelux. También es coeditor del fanzine La Escuela Moderna.
Desde la primera hasta la última página el libro destila un humor negro y agridulce que, sorprendentemente para mi, me ha gustado.
:)
"La obsesión es una fiebre. Una rabia loca, enfocada hacia un solo punto, que empieza a acelerar sin que nadie pueda detenerla. La obsesión es un deseo multiplicado, y ese deseo me ha llevado hasta aquí.El libro cuenta la historia de un chico llamado Pànic Orfila, de madre catalana y padre inglés, desde el momento en que se queda huérfano a los ocho años: un avión se estrella en el patio de su casa de Crouch End, Londres, mientras él está en el colegio y ambos progenitores fallecen. En ese momento el consulado español devuelve al chico con la única familia que le queda, una tía abuela por parte de madre que vive en Sant Boi. Ésta es una señora muy peculiar, miembro del Instituto de Vandalismo Público, y cuya primera medida referida a la educación de su nuevo pupilo consiste en no dejarle ir al colegio porque
Estoy volando a 111 km por hora en dirección a un árbol del camping La Ballena Alegre, en la autovía de Castelldefels. Cuando impacte contra él, mi cuello se partirá como un barquilo mojado en champán, pero de momento estoy paralizado en el aire en la postura de volar. Soy una pieza de taxidermista, suspendida del cielo por hilos de oxígeno.
Los ingleses tienen una expresión para eso: in mid-air.
Espero que esta parálisis pasajera me dé el tiempo suficiente para contar lo que tengo que contar; es una historia bastante larga. Estoy volando a 111 km por hora porque hace un segundo estaba subido a una Vespa 160, conduciendo sin manos. Me subí a la Vespa porque antes intenté realizar el Último Vals Salvaje, y falló. Mi Último Vals Salvaje era la única manera que encontré para extirpar la obsesión. Ésta es una historia de obsesiones."
"Los maestros son los primeros fascistas que vas a encontrarte en tu vida. Su labor principal es empezar a doblegar a las almas jóvenes para que, al hacerse mayores, acepten las órdenes sin rechistar".Así, Pànic crece estudiando en casa rodeado de cientos de libros que lee con avidez y que le convierten en una persona también muy peculiar que disfruta obsesionándose con cosas como el surrealismo, el satanismo, el situacionismo, la música soul... Unos años después, su tía le envía al instituto, donde conoce a Leonor, que enseguida pasa a formar parte de las delirantes obsesiones del chaval.
A los veinte años Pànic decide que ha llegado la hora de macharse a Barcelona a explorar nuevos horizontes, así que aprovecha su ingreso en la facultad de filología románica para mudarse al barrio de Gràcia, a casa de otra tía suya llamada Lola. Pero ahí su vida empieza a dar un giro importante, una cosa le lleva a otra, y todo se va complicando hasta un punto dramático.
El libro me ha recordado a veces a Historias del Cronen... Además, hace constantes referencias a la música, variada, de estilos muy diferentes, creo que hasta un punto en el que la música se convierte en un personaje más. Y no es extraño, ya que el autor es, entre otras cosas, periodista musical que colabora habitualmente con diversas publicaciones como el suplemento de cultura de La Vanguardia y la revista Rockdelux. También es coeditor del fanzine La Escuela Moderna.
Desde la primera hasta la última página el libro destila un humor negro y agridulce que, sorprendentemente para mi, me ha gustado.
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